¿Uno más del montón?

 

La historia de Juan David, bien podría ser similar a la de cualquier otro joven ciudadano de Medellín: es estudiante de una universidad, le gusta el deporte, tiene una novia y vive con su familia; lo que hace diferente a éste personaje es su vida nocturna, ya que todas las noches deja sus labores comunes y corrientes y empieza su “tarea al volante”

 

Son las 5:15 de la mañana, un sonido fuerte y agudo de su reloj alarma es el aviso para que se levante de la cama; para él la hora más complicada o mejor dicho “el castigo por querer ser alguien”.

 

Su vida es rutinaria, prende la nueva tina a gas que no ha podido aprender a manejar, pone dos tasas de leche a calentar en el microondas, prepara dos milos calientes para él y su hermana menor que también hace el gran esfuerzo para dirigirse a la Universidad, se baña y se busca la mejor pinta que tenga, ya que para él “la imagen vale más que mil palabras” y eso no lo aprendió de un comercial de televisión, sino de sus experiencias en su corta vida.

 

Juan, es un joven estudiante de la Fundación Universitaria Luís Amigó, cursa 9º semestre de Comunicación Social, tiene 22 años y su hobby preferido es el baloncesto, aunque ya no tiene mucho tiempo para este. “Los mejores momentos de mi vida me los dio el basket, yo recuerdo cuando jugaba en selecciones, iba a otras ciudades, es más me pagaban por jugar y hasta me dieron una beca para estudiar en una universidad, pero mis necesidades iban por otro lado”

 

Son las 6:00 de la mañana y su vida académica da inicio, por lo general estudia hasta las diez o doce del medio día, recoge a su novia y van a almorzar; en la tarde trabaja en el negocio familiar o como él mismo dice “se la rebusca por ahí” también hace lo posible por realizar las tareas ya que por la noche no es que tenga mucho tiempo.

 

Son las 6:30 de la tarde su padre le hace entrega del amarillo, como normalmente lo denominan, se cambia su ropa por algo más cómodo, más abrigado y menos ostentoso, come y sale a trabajar hasta la madrugada.

 

“En semana trabajo, por ahí, hasta las once o doce de la noche pero desde los jueves si me quedo como hasta las dos porque en la ciudad siempre hay gentecita”

 

Para él hablar de su profesión no le da pena, por el contrario habla con seguridad y propiedad ya que en el tiempo que ha manejado taxi ha aprendido a conocer ¡qué es la ciudad donde habita!, ¡como actúan sus habitantes!, es mas, le a tocado todos los cambios de su nueva ciudad en los proyectos de su alcalde Sergio Fajardo “Medellín la mas educada” que por cierto parece que le gusta su labor realizada hasta el momento.

 

Según él no lo hace diferente a nadie, su trabajo es igual al de cualquier otro; su vida no es ser taxista, por el contrario, su meta es tener su propia flota de taxis y ya empezó con uno; lo más importante es que esto es una experiencia para su vida, que lo está haciendo crecer como persona, tiene una serie de historias para contar y es una persona responsable que le gusta lo que hace.

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